La
primera vez que fuimos a Bogotá
la
séptima era de los carros
pero
la ciudad era nuestra.
Los
remedios eran simples
para
la lluvia, el joropo
para
el frio,
los
hoteles israelitas
para
el cansancio,
cantar
cantando.
No
existía en ese entonces
los
horarios, las agendas ni el dinero
tampoco
habían los terceros
Los
poemas estaban en restaurantes
y
los poetas también.
La
primera vez que fuimos a Bogotá
regresamos
juntos
nunca
más fue así.