En realidad
Para tus ojos
Quisiera ser 
Necesario
- votar nos hace cómplices

- no votar, verdugos.
se miraron frente a frente
y el sostén cayo
mientras la besaba 
ella cayo, sobre el, 
que también cayo.

hicieron el amor 
y la cama cayo
cayo el mundo 
cayo la sombra.

mientras se abrazaban 
el suelo cayo
el vecino ruidoso cayo
cayo la tabla
él cayo, sobre ella, 
que también cayo.

a final el silencio,
aunque con mala ortografía,
se apodero de todo
y todos callaron.

si yo escribo para que te quedes,
no podrás escribir cuando te vayas

no podrás dejar migajas

ni las buscare para seguirte

si yo escribo para que te quedes 

no hablaremos de irnos 

no dejare que tus manos escriban nada

no permitiré que tus palabras lleguen a mi
las detendremos mis letras y yo
les prohibiremos 
que continúen los rituales de irnos y dejar rastros

si yo escribo es para que te quedes 

así
no podrás escribir cuando te vayas


NIETZSCHE O EL INCOMPRENDIDO


“El destino del genio es ser un incomprendido;
Pero no todo incomprendido es un genio “
Ralph Waldo Emerson[1]


No debe sorprendernos, que los escritos de Nietzsche no vieran la luz sino hasta años después de su muerte, y mucho menos debe sorprendernos el que no se le hubiese tomado enserio durante gran parte de la historia. Es normal que se le hubiese tildado de poeta, sin que esto tenga nada de malo, pero se lo hacía de manera despectiva como queriendo desviar la atención de sus palabras a minucias, a estilos, a todas esas capas de envuelven a las ideas, que al final son lo más importante que tienen los filósofos. Pero, no debemos sorprendernos porque Nietzsche fue, es y probablemente será un incomprendido, incluso por los que más lo han  estudiado, será siempre incomprendido porque no se puede comprender  a los que abarcan la vida; no tocan este o aquel tema sino todo el sistema que nos encierra, tal como lo hacen los poetas cuando escriben sus obras,  tocando desde las teclas del pianista hasta las cuerdas del cirquero, trabajan en más vidas que las de ellos y saben de más experiencias que las que han vivido. ¿Cómo comprender esto? – Os aconsejo que no hagáis demasiado esfuerzo - dejemos tranquilo a Nietzsche, él era un genio.

Pero si podemos hablar largamente de sus palabras, de toda su herencia, de cómo ha encauzado - sin que nos demos por enterados - nuestra historia. Según Harold Bloom Shakespeare “invento lo humano”[2] y esto, aunque sigamos sin entenderlo en su total dimensión, lo aceptamos por su gama de personajes. Así mismo, de Nietzsche podríamos decir: “desentrañó al humano”, le sacó todo lo que tenía adentro, todos los sentimientos que la mayoría de veces no son capaces de explicar los hombres; él los pone en una larga mesa con bandejas de plata, para que el lector entre y escoja, y, todo ello lo hizo desde su propio estudio, desde su propia vida como laboratorio o sujeto de pruebas, lo cual merece un grado de admiración especial, ya que, si la mayoría de los hombres no son capaces de mirarse, mucho menos de sacar sus interiores al libre escarnio.

Dentro de los muchos hombres que desentrañó, lo hizo con el artista, aquel genio sin par que crea los mayores logros de la humanidad, logros aquellos, que continúan con la historia, que no se diluyen con el cambio de paradigmas,  que se mantienen por siglos; aquellos que nos llevan incluso a separarnos de nosotros mismos, de nuestras creencias más arraigadas. Parafraseando a Nietzsche, es necesario separarse de la metafísica, pero, esto sucede hasta que escuchamos la novena sinfonía de Beethoven, “Parece extenderse mucho más arriba de la tierra, remontarse hasta una cúpula de estrellas, con el ensueño de la inmortalidad en el corazón: todas las estrellas parece que centellean alrededor de esa sinfonía y que la tierra se hunde [3].

Pero, ¿cómo llegan los genios a conmover tan profundamente el alma de los hombres? veremos pues, que lo hacen por su mirada. Así es, a todo creador, o por lo menos a  todo aquel que intente rozar el arte buscando sus primeras creaciones lo invaden las - por así llamarlas - inspiraciones, todas ellas buenas, mediocres y malas. Pero es la mirada del genio, el juicio del artista, el que decide en últimas que es lo que realmente debe componer la obra.

No debemos pensar que esta mirada es fruto de alguna divinidad por doble motivo: el primero, para no conseguir que los artistas pierdan su rumbo, embelesados en su propia divinidad, sumidos en su orgullo; diría nuestro incomprendido alemán: “Por lo mismo que dejan de criticarse a sí mismos acaban por caer una a una las plumas de su plumaje[4]. El segundo motivo lo encontramos en que se puede pensar que no existe esfuerzo o dedicación detrás del entrenamiento de este carácter estético del artista, detrás de este perfeccionamiento tan difícil de alcanzar. Los artistas pasan mucho tiempo estudiando su propia obra, su propia producción hasta lograr sintetizarla en las obras de arte  a las que el público tiene acceso. Pero no son miradas fugaces ni decisiones simples las que debe tomar un pintor acerca de los componentes de su cuadro, tampoco es sencillo para un escritor dejar sus novelas incompletas reposando para cuando los momentos creativos sean verdaderamente productivos; aunque existen obras sintetizadas a nuestro pesar y al pesar de la humanidad, por obligación o petición de los patrocinadores, padrinos, mecenas impulsadores del arte. Es el caso, por ejemplo, de la sinfonía de Beethoven en si mayor, la cual le obligaron a escribir solo para piano, perdiendo así una gran composición rodeada de instrumentos y sensaciones transmisibles solo a través de esa primera mirada del artista quien debió reducirla. Nos dice Nietzsche que es allí donde los nuevos artistas deben intervenir, tomar y remirar esas obras en la búsqueda de sus nuevos agregados perdidos en el pasado, deben  re-nutrirla de composiciones que se perdieron, deben rellenarlas de todo lo que los nuevos parámetros pueden aportar a la obra.

Hablamos sobre la perfección en la visión del artista, y lo intentamos hacer sin arrogancia; pero son estas creaciones las únicas perfectas. Podríamos, como no, comparar el proceso creativo de un artista con el de un inventor, es más, con el de cualquier técnica, que toma sus conocimientos y su práctica para llevar a buen término un producto que en la mayoría de las veces nos complace y en la mayoría de las ocasiones además nos es útil; pero ¿qué tiene el arte que en muchas conversaciones es tildado de inútil para competir con dichas creaciones, con dichas invenciones? y, ¿por qué los verdaderos genios son los artistas, y no los demás creadores? esto sucede porque el arte no tiene retoque. Cuando miramos una máquina, se puede pensar que podría hacerse mejor o que incluso tiene defectos, se pueden analizar mejoras y cambios ya que tiene que cumplir con sus funciones, mas, la obra de arte deberá permanecer así por la eternidad, expuesta para ser apreciada por espectadores de diferentes siglos y culturas, con diferentes paradigmas y concepciones de la vida, de la humanidad; concepciones que van cambiando a través del tiempo. Conseguir una obra de este grado, solo lo puede conseguir un genio.

Lo que sucede con los poetas, con los artistas en general, dirían muchos autores - entre ellos  Freud y Nietzsche - es que viven jugando en el humano demasiado humano.  Se Argumenta  que viven los artistas como los poetas griegos, aquellos que para superar ese mundo cruel de la Grecia seria y estructurada, de la Grecia que tenía la verdad como gran tesoro. Los poetas mentían, o mejor encubrían esa verdad, la misma que los filósofos tanto deseaban develar. Y,  ¿para qué? para ir a la ilusión, ilusión aquella que diría Nietzsche: “por el arte hasta la misma miseria podría convertirse en gozo”[5]. El problema fue quizás, que los griegos amaron tanto aquel arte, que terminaron viviendo en un mundo de fabulas y creaciones artísticas, que los rodeaban a diario y los hacían sentirse libres pero logrando con ello que no se hicieran cargo, ni de sus propias mentiras “como todo pueblo de poetas”[6] y los pueblos vecinos ya no los tomaron en serio.

Entonces debemos evaluar la relación que tienen los artistas con las obras de arte, para no recaer en los problemas que tuvieron los griegos. Las creaciones artísticas debemos entenderlas sobre todo como un conjunto, ya que la sensibilidad experimentada por el espectador  también hace parte de la creación; de esta manera - sobre todo a los escritores - deben darle su espacio como parte de la obra; es decir, no decirlo todo, dejar las puertas entre abiertas para que el espectador vea desde afuera, revise y se envuelva en los mismos problemas y tramas que el artista.

De esta manera los escritores, logran crear un vínculo con sus lectores y los hacen recorrer las líneas en busca de develar los mismos secretos que el escritor ya descubrió, pero que no los cuenta de inmediato sino que acompaña y a la vez es acompañado por cada uno de los que lee. Esto hace que difieran mucho los tipos de escritores, los que muestran todo con una claridad deseada pero aburridora y los que muestran todo a través de un arduo trabajo en las sombras y la oscuridad que lleva al lector a través de una aventura.

Nos diría Friedrich: “La mayor parte de los pensadores escriben mal, porque no nos comunican solamente sus pensamientos, sino también la razón de sus pensamientos.[7] Estos escritores olvidan a menudo otro gran aporte de Nietzsche: “las paradojas de que el lector se sorprende no están a menudo en el libro, sino en la cabeza del que lee”[8]. Aun así, este tipo de escritores son necesarios, ya que nos muestran las etapas por las que pasamos, representan la edades que atraviesa el escritor, y las cuales no debemos entender como simples tránsitos, sino que además son parte del proceso por el cual el escritor y en general el artista se nutre, de sus propias experiencias, son caminos que se deben recorrer a tempranas edades, para que al llegar a la madurez, se experimente la satisfacción de la composición tranquila, sin las impurezas de la juventud, pero conservando el ímpetu del niño, el ímpetu del juego.

Ahora bien, esa es la relación que tienen los artistas con obras de arte, pero la relación que tienen los espectadores con las obras debe ser aclarada también. En este caso, los espectadores deben acercarse a la obra como personas desconocidas; es decir, sin intentar realizar análisis psicológicos a los artistas. Decir que esto lo hizo por aquello, es divagar y se convierte en un devenir interminable de presunciones y especulaciones. La otra manera de acercarse a las obras es separar totalmente al artista lo cual también es una percepción negativa, ya que el artista es parte de la obra, las dos maneras son autodestructivas. En realidad la mejor forma de acercarnos sería la que nos propone Nietzsche: “La conversación con un amigo sólo producirá buenos frutos de conocimiento cuando el uno y el otro acaben por no pensar más que en la cosa misma y olviden que son amigos.[9]

El entendimiento de las obras no siempre se da de la manera que se espera y por ello es necesario esperar hasta que otra generación de espectadores aparezca. Se cree, por ejemplo, que la Eris de Hesíodo fue una obra excelente, creada para que lo fuese a sus propios ojos y fue reinante durante mucho tiempo, tanto así que Esquilo y Eurípides permanecieron en las sombras hasta que hubiese jueces que pudieran juzgar también su obra, como hubo quienes juzgaran a Hesíodo. Esto se lo debemos a los griegos y a su forma de hacer arte, en la cual la primera ambición era la propia, y luego las obras continuaban su paso abriéndose camino, buscando aprobación extraña.

Los artistas  pasarán, morirán, se extinguirán incluso, pero, al igual que las antiguas civilizaciones griegas, son los últimos sobrevivientes los que más disfrutarán de su cultura, los que más saborearán sus néctares siempre con el recuerdo de que: “el sol se ha ocultado ya, pero todavía ilumina e inflama el cielo de nuestra vida, aunque no lo divisemos.”[10]

Es acaso parte de ese sol que nos sigue alumbrando nuestro querido incomprendido, comenzamos diciendo que Nietzsche tuvo que pasar por todas las incomprensiones propias de los artistas, pero después de leerlo solo un poco, nos podemos dar cuenta de que es uno de ellos: su talento para escribir y su preocupación por que sus textos llegasen al lector, fuesen receptivos, logrando envolverlo en la aventura que mencionamos  guiaban los escritores, son solo algunas de las muestras de su fino arte, tal vez,  aún no hay jueces para la obra de Nietzsche y deberá esperar como Esquilo y Eurípides. Es más, tal vez nunca comprendamos a Nietzsche pero ello no amerita la lucha sin sentido que se ha emprendido peleando por darle el título de filósofo, de académico, de sabio, a nuestro alemán y con ello lo que realmente estamos logrando es quitarle sus verdaderos calificativos, los de artista, genio, - y como no - incomprendido.


Trabajos citados

Bloom, H. (s.f.). shakespeare la invencion de lo humano.
Nietzsche, F. (s.f.). humano demasiado humano.
Pons, P. P. (s.f.). los guiños del destino.

Elizabeth

era, la orgullosa y prejuiciosa
era, la hermana de Nietzsche
era, la primera vampira
era, la primera pirata 

era, un lunar suicida 
era, un rostro taciturno

era, las piernas capturadas... en fotos
era, la curvatura femenina... que las mujeres aman

lo mas importante no es que era
lo mas importante es que fue

Daniela

Iba con sus pantalones que eran más rotos que tela
Sus labios salidos como pidiendo besos
Brotados al aire como quien no teme ser robado
Caminaba con él, sin mí, pero conmigo
No sé si me explico.

Daniela  se ponía y quitaba los lentes
Sin tener un motivo aparente
Se ponía y se quitaba los lentes
Como conquistaba miradas
Sin motivos aparentes.

Andaba enamorando hombres y mujeres
Como andaba Daniela con la mente destrozada
Mientras destrozaba la mía
En media hora podía llevarte y traerte de nuevo
A sus pantalones que eran más rotos que tela

Cada medio día pasaba  por su casa
Para que  destrozara un poco la mente
Para que la destrozara otra persona que no fuese yo
Para quererla un poco
Para grabarla otro tanto
No sé si me explico

Montaba pasteles y vendía patines
Siempre haciéndolo todo al revés
Poniéndose rotos en lugar de pantalones
Estando con él en lugar de conmigo

Daniela tenía los espejuelos tan abiertos como su mente
Y sus marcos tan negros como su mente
Y se los quitaba tan usualmente como la mente
si señores Daniela era una demente

No sé si me explico
democracia neoliberal
democracia capitalista
democracia participativa
democracia representativa
democracia totalitaria

al fin y al cabo 
democracia corinthiana 
la unica buena

Ellos no sufren

se termino, como se terminan las cosas
como se supone, que se terminan las cosas.

porque tienen final
porque nunca debieron comenzar
se acabo 
como acaba la vida
como acaba la muerte

como se pasan las comidas
como terminan los días

finalizo sin pena ni gloria 
como si jamas hubiese ocurrido

él sufría mas que ella
y era obvio
en especial porque a los Él
no se les permite sufrir
eso esta claro.

en especial porque
ellas aman como ellos dicen que aman

en especial porque 
ellos aman como ellas dicen que aman

en especial porque a los Él
no se les permite sufrir
eso esta claro.

estrellas y mujeres

intento 384763 de contar la misma estrella
la misma que se repite 
una y otra vez en el cielo

intento 384763 de contar alguna mujer
alguna que no este en el cielo
sabiendo que eres tu repitiendote

no mirar el objeto del deseo
es, ante todo,
un acto de masoquismo...

y mirarlo, también.
un abrazo obligado 
fue todo lo que me quedo
ni siquiera un porque
ni siquiera un perdón
ni siquiera un te quiero
ni siquiera un adiós


ni siquiera una lagrima
pude derramar 
no me dejaste ni eso
no me dejaste nada
solo me dejaste un
frió y forzado 
estrechón de cuerpos 
que a pesar de todo
desee que nunca se terminara 

Aniversario



Tú dieciocho, yo veintisiete
Tú años, yo semanas
Tú de vida, yo sin verte.

Tienes “libertad”
La misma que me quita tu recuerdo.
Tienes “responsabilidad”
La misma que tengo de volver a verte.

La búsqueda se hace incesante
Pero solo encuentro soledad

Soledad acompañada por ellos,
Rostros que marchan conmigo
Viendo mi careta
Sólo uno me comprende,
Sólo uno me conoce,

Sólo éste se hace cómplice,
El resto marcha… marcha y no se cansa
El resto vaga…
Vaga y me acompaña.
No me dejan,
No me dejen
No lo hacen
Pero no me entienden. 
Sólo uno me comprende…
Sólo éste siente lo que siento.

El resto no puede;
El resto no conoce amor alguno.
Sólo este me salvo de la muerte 
Y a veces creo que me espera. 
Sólo este me mira
Y  realmente me ve
La fragilidad interior,
La fragilidad del amor.

No quiero más marchantes
Pues terminaran marchitándose. 
No quiero más marchantes
Pues terminaran marchándose.

Pero quisiera más como tú
Pero quisiera estar
Con la que no me comprende
Pero está de aniversario.

pandora

Lo que extraño
Es verte no pelear
No discutir, ni moverte
Permanecer impávida
Mientras el mundo arde

Cuanto hubiese aprendido
El mismo Gandhi de tu calma
Cuanto debí aprender yo

Mientras tragabas demonios
Mujer demonio
Cuantas guerras hubieses evitado
Cuántas vidas habrías salvado

Si tan solo supieran esconder como tu
Con tu cuerpo
Con tu caja de pandora
A veces es bueno
Perder el control de la situación
Y sentir tanto como sea posible

Comenzar a preguntarse
Quien es el que da los permisos en el universo
Por ejemplo quien te autorizo a descomponerme
Ser a ser
Parte a parte
Letra a letra

¿Por qué te permitieron?
Quitarme los deseos
Las miradas lascivas

¿Cómo fue que accedieron?
Que me dejaras sin risas
Para ningún triunfo
Para ningún momento

¿Con que derecho?
Te fuiste con todo
Atado a tu maleta

¿Quién es el que te dejo?
Volver a sentir amor
Si no era para mí

¿A quién le pediste autorización?
Porque aunque te creas
Con derechos propios
No los tienes

¿Con permiso de quién?
Te fuiste no solo de cuerpo
No solo de cama

A veces es bueno
Tener el control de la situación
Y sufrir lo menos que sea posible


Estaban despechados
Pero no solo eso

Estaban destripados
Descorazonados
Descabezados y descabellados
Estaban descuartizados en vida
Esparcidos por todo el cuarto
Desparramados por el mundo
Regados por el suelo

Estaban despechados
Pero no solo eso

Ya no tenían un pecho
Porque simplemente
No sabían amarse de otra manera













Tengo dolor
Me duele la tierra que piso
Tengo dolor de patria

Ya no quedan lágrimas
 Ya no quedan ríos
Ya no queda oro
Estamos vacíos

Perdimos lo primero
Perdimos dignidad
La vendimos por dinero
Y no tenemos que tragar

Tengo dolor de patria
Me duele por mis hijos
No podrán ver
Lo que algún día tuvimos

Tengo dolor de patria
De paraíso en la tierra
Nos lo acabaron diciendo
Que era por la guerra

Tengo dolor de patria
Me duelen los caminos
Los que recorro y parece
Que ya estamos jodidos

Tengo dolor de madre
Me duelen mis hermanos
Ya no los escucho
Ni cuando me levanto

Tengo dolor de obrero
Mientras me sangran las manos
De ver como los alimento
Con mi sudor y mi trabajo

Tengo dolor de patria
Dolor de colombiano
De latino extorsionado
Por sus propios paisanos


Tengo dolor de patria
Tengo dolor de campo
Ya no siembro ni cosecho
¿Para que alimento al malo?

Tengo dolor de patria
De latinoamericano
De independencia falsa
De cómo nos robaron

Tengo dolor de patria
Peor que el de un desterrado
Porque tengo que vivir
Dentro del naufragio

Tengo dolor de patria
Me duelen los sueños
Los de hacer algo grande
Desde que era pequeño

Tengo dolor de indio
Castizo, blanco y zambo
Dolor de negro e indígena
Dolor de extranjero enamorado

Tengo dolor de patria
De estudiante ilusionado
De querer cambiar
Las balas por aplausos

Tengo dolor de patria
Dolor de ciudadano
Dolor de injustica
Dolor de hombre
Dolor de humano

Ya no quedan lágrimas
Ya no quedan ríos
Ya no queda nada
Estamos vacíos



- ¿y la memoria?

-es otra de las equivocaciones medicas,
 no estaba en la cabeza
 me recordabas con la piel.

la cultura de gamin


Quiero dedicar estas líneas mal escritas a una mujer que quise mucho, a una mujer que quiero mucho, a una mujer diferente, a una mujer rara, o no sé cómo se le puede decir a una mujer que quiere a los gamines. Sí, estoy hablando de esos seres que algunos les produce miedo y para otros solo son parte del paisaje; esas sombras al lado del asfalto y los ladrillos. Para ella no lo eran, para ella eran seres, una especie de seres especiales, y con su mirada lo demostraba a cada paso de nuestras eternas caminatas; veía en ellos la ternura de la caída, veía en ellos la pasión de los vicios. Ella tenía la mirada que nadie tiene, de hecho siempre pensé que fue por eso que se fijó en mí.

Vivo en una ciudad con un pésimo sistema de transporte en parte por su planeación, en parte por la poca cultura ciudadana de sus habitantes, y me atrevería a decir que sucede en partes iguales. Es común ver a las personas entrar a las estaciones sin pagar sus pasajes, es normal ver las masas de gentes embutirse en los buses sin dejar siquiera salir a los que arriban a su destino. Ya no es raro que nadie ceda un puesto o, lo que me parece aún peor, que desconocidos le hablen en tono de regaño a quienes no cedieron el puesto como si ellos fuesen los portadores de la verdad o del conocimiento del buen actuar. En esa ciudad vivo yo, y no creo que sea muy diferente que la ciudad en la que vives tú.

Pero un evento mágico ocurrió en uno de esos días en los que debí embarcarme en el mismo viaje afanado de mis paisanos, en el que todos tienen que llegar a un sitio del cual en el mismo momento en que cruzan las puertas quieren salir: trabajos, universidades, colegios; es decir, cárceles escogidas  y no obligatorias.

Esperaba mi ruta y de repente vi un gamín. No le despegue la vista disimulada desde el fondo de la estación, aunque, esto no es algo del todo extraño ya que mi enorme curiosidad hace que acompañe a las gentes con mi mirada estudiando sus comportamientos disimuladamente sin que ellos se percaten. Entonces, para mi sorpresa, aquel individuo de quien solo se esperan actos de desobediencia y desorden social se acercó a la taquilla y pagó su pasaje y entró a la estación de buses. Este hombre que pudo fácilmente colarse como cientos lo hacen y nadie le iba a decir nada así como nadie le dice nada a muchos de esos colados que van por ahí “bien vestidos” o aparentemente normales o correctos.

Pagó su pasaje y mientras los que no lo ignoraban lo miraban como un bicho raro se paró al frente de la misma puerta en la que paraba mi ruta. Esa sería la segunda de las muchas sorpresas que me daría, porque fue entonces cuando se acercó a hablarme no para insultarme, intimidarme, amenazarme o pedirme algo, no; se acercó para hablar de la situación por la que atravesaba en esos momentos el sistema de trasporte, que en aquellos días estaba escaso de buses, escaso de combustible, escaso de fondos (escaso de ideas creo yo). Cruzamos unas pocas palabras hasta que llegó el bus que nos recogería a ambos. En ese momento, repito, para mi asombro no hizo lo que todos y aquí si debo incluirme en algunas ocasiones (espero no muchas)se paró detrás de la línea amarilla y esperó a  que los demás pasajeros bajasen para él subir; quien sabe si por pena , quien sabe si por educación, quien sabe si porque no tenía afán de llegar a ningún sitio.

Subimos y la casualidad hizo que me sentara justo detrás de él. Junto a mi había un hombre vestido totalmente de negro en diferentes tonos y paños, “muy elegante” quien en el preciso instante en que nuestro gamín se subió comenzó a mirarlo despectivamente. Cuando los olores (olores realmente desagradables, quien sabe cuántos días habían pasado desde la última vez que había tenido la oportunidad de asearse) llegaron a nosotros, el hombre de negro comenzó a buscar mi mirada mientras se tapaba la nariz; buscaba mis ojos intentado hallar un cómplice con el cual compartir lo que él sentía por el gamín, no podría asegurar si era burla o desprecio o qué era, quería sentirse acompañado  y debo decir que en mí no encontró ese cómplice. Su mirada acusadora, su nariz tapada y sus respiraciones hondas acompañaron al gamín hasta que se levantó de su asiento una parada antes (como en teoría debe hacerse para no crear congestión y estar listo en el momento de bajar de autobús). El gamín bajó y el hombre de negro siguió buscándolo desde la ventana para qué o por qué nunca lo sabremos, tres paradas adelante llegué a mi destino y bajé, pero el comportamiento de aquellos hombres no se salieron de mi cabeza en todo el día; de hecho espero que me acompañen por siempre para recordar  una vez más como las orquídeas son hermosas para la vista pero lo hacen para poder quedarse como parásitos en los árboles.

Realmente debemos todos preguntarnos qué preferimos ver en la calle, con qué tipo de personas preferimos vivir, con qué tipo de seres preferimos compartir nuestra sociedad. ¿Realmente queremos verlos a todos en paños acalorantes y con aspectos impecables repletos de tratamientos de belleza? estoy muy lejos de asegurar que todos los que van por ahí muy prolijos en su aspecto sean malas personas, estoy seguro que no; Pero la verdad prefiero una sociedad con más gamines, no de los que roban, esos son rateros, simplemente los gamines, esos que  son habitantes de la calle, los sin techo que no sé cómo sobreviven pero sé que en muchos de los casos lo hacen sin necesidad de quitarle algo a los demás o peor aún de pedir por generar lastima; no, los gamines son hasta dignos, son dueños de su libertad, de su tiempo y de su conducta no llevan su ritmo de vida porque los demás los ven o por demostrar que son esto o aquello porque ellos simplemente son. Me gustaría ver más gamines como el que tuve la fortuna de encontrarme y tal vez aprenderíamos un poco de ellos a meternos en nuestros propios problemas, realmente debería existir una escuela para educarnos en “gaminadas” como esas, quizás las cosas serían distintas; cada uno ocupándose de su supervivencia y no en la del vecino, andando sin rabia con el tráfico pues lo importante  es llegar y no cuando, gaminadas como hablarle a los extraños para conversar no para regañarlos o demostrarle quién tiene la razón, comportamientos tan simples como pagar un pasaje que no hace más rico ni pobre a nadie pero sí deja una conciencia limpia; porque, aunque no se vea la víctima, es un robo colarse. Ojalá llegue el momento en que se multipliquen los gamines que miran a todos de la misma manera porque realmente prefiero los malos olores que las malas miradas, tal vez nuestros olfatos terminarían por ser defectuosos y no oleríamos nada pero todos tendríamos una sonrisa para los demás, tal vez no habría tantos paños o modas pero probablemente nos detendríamos más a mirar los atardeceres o los niños jugando en el parque o las palomas bañándose en las fuentes. Realmente me gustaría que en nuestra sociedad se nos pegara un poco esa educación del gamín, esa cultura del gamín realmente me gustaría que en nuestras calles hubiese más gamines y realmente creo que a la mujer que mencione al principio también.


- fue un buen movimiento que tuviese el mismo nombre

- pero cada vez que lo pronuncias, 
  recuerdas que el amor tiene diferentes acentos 
- ¿y escribir?

-regurgitar la vida,
devolverle al destino
todo eso que no podemos digerir. 
para que te entiendan en todo el mundo
no necesitas hablar muchos idiomas...


solo saber besar
Dándole vuelo a la vista,
Dándole vida a los pies,
Errante, mas fugaz que estrellas
Longevo, incluso mas que tu piel.

y entonces me hiciste dudar
y pensar si realmente los poemas tienen final
si en efecto un poema puede acabarse

¿cuando acabaran los poemas?
¿acaso, hay un verso tan perfecto?
¿acaso, existe una palabra tan completa?
que no necesite compañía
que no se sienta sola

o mas bien los poemas son 
una danza eterna de palabras,una tras de otra
una reunión de letras que hacen el amor eternamente
una conjunción de espacios por llenar, 
y de vacíos llenos

cuando acabaran los poemas 
¿acaso, en el punto final?
¿acaso, cuando encuentre la creación?
¿acaso, cuando lo termines de leer?

o mas bien los poemas esperan
esperan que los sigan escribiendo
esperan por otro poeta que les de mas vida, que les de mas lineas
esperan por otra musa 
esperan por otra caída

cuando acabaran los poemas
acaso, las lineas son infinitas
acaso, te esperan a ti...