A LA MITAD DE LA ESTRELLA

En la metamorfosis cósmica
Donde las estrellas dejan de ser espectadoras
De las historias humanas
Y caen desde el cielo para atravesar un canal
Que las hace protagonistas
De los cuentos que tanto observaron
Una de ellas descendió; pero en su caída
Las fuerzas que actuaran sobre ella,
Aunque más aun, la fuerza del azar,
Hizo que se fraccionara en dos partes iguales
Dos partes que formaron dos seres
Dos seres que formaron dos historias
Dos historias que tuvieron un mismo comienzo
Comienzo que tendría un inevitable final único.


Naciole un varón
En la parte más alta de las montañas.
Naciole una dama
En la parte más caliente del desierto
Esto forjo sus personalidades.


Él, libre y con un corazón frió
Frió como el viento que lo llevo hasta allí
Cuando apenas era una estrella
Pero que lo vio crecer


Y ella con instintos pasionales y cálidos
Como los calurosos días
Que había pasado en aquel sitio
Pero era el destino implacable,
Que hermano del tiempo juega con las estrellas,
El que haría que los dos quisieran irse
De los lugares donde habían crecido.

Cientos de historias
Llenaban sus mentes de ilusiones
Que ellos mismos querían experimentar
Salieron de sus casas el mismo día
Y recorrieron semejantes caminos
Pero no se encontraban nunca;
Sus miradas pisaron las tierras del fuego al unísono Pero sus ojos no se miraron
Viajaron en el mismo barco
Hacia las auroras del oriente
Pero sus manos no se tocaron.

Mas, aun cuando después de haber visto
Tantas maravillas en el mundo hostil
Visitaron algo más cercano,
Cansados de ver tierras extrañas, gente única, Tesoros inconmensurables
Los cuales no los llenaban
Llegaron al primero de los templos
El de la sabiduría; y fue allí donde
Sin intentarlo, sin buscarlo, sin esperarlo
Sus ojos se miraron y sus manos se tocaron
Y él supo 
Que ella era la mitad que siempre le hizo falta.
Y ella entendió
Que él era lo que había buscado.

Y sus manos no volvieron a separarse
Y sus ojos jamás dejaron de mirarse 
Y su destino cumpliose muriendo juntos
Uniéndose para volver a danzar
Al ritmo de aquel violín que ameniza las estrellas.